Comunicación, emociones y creatividad
25/11/2023
25/11/2023
Aprendemos a expresarnos en los primeros años de nuestra vida.
Esta aventura apasionante, que supone comenzar a contemplar el mundo y comunicarnos con él, va mucho más allá del lenguaje. Y es que, cuando se desarrollan las habilidades comunicativas en la infancia, las niñas y niños comienzan a expresar sus necesidades y a entender las de los demás; ganan seguridad en sí mismos para pronunciarse con voz propia; potencian su autonomía y su independencia; se vuelven más sociables en el intercambio de información y estímulos con su entorno; empiezan a ser conscientes de sus emociones y desarrollan su pensamiento, con momentos de reflexión e introspección.
¡Qué mezcla tan explosiva! El autoconcepto, las respuestas creativas, la gestión de emociones, la capacidad de improvisación o la empatía son algunos de los ingredientes fundamentales y en continua agitación en todo este cóctel que es la comunicación. Y, como suele suceder, la familia es el primer campo de ensayo para estos experimentos infantiles.
Proporcionarles un espacio seguro para hacerlo es parte de la responsabilidad adulta, pero disfrutar con ellos el proceso, ¡también! Así que desde TALKK os proponemos un decálogo de lo más educativo y de lo más divertido para trabajar en familia todos los aspectos que influyen en el desarrollo de estas habilidades comunicativas durante la infancia:
Es el momento de compartir en familia: elegimos uno de esos instantes en los que todos estamos reunidos, como puede ser el momento de la cena, para contar, por turnos, algún error que hayamos cometido y de qué forma nos sirvió para aprender algo que no habría sido posible de otro modo. Las niñas y niños tomarán conciencia de lo humano e inevitable que es equivocarse, viendo que es algo que también les sucede a los adultos y de lo que puede extraerse un valioso aprendizaje.
¡Vaya reto! Tomad lápiz y papel para este ejercicio de creatividad y de abstracción. Imaginemos que podemos viajar al futuro y hacernos llegar un mensaje. ¿Qué le diríamos a esa persona que creemos que vamos a ser en diez o veinte años?
¡Cómo nos gusta hacer un poco de teatro y más aún si tenemos que improvisar un poco! Imaginemos una situación cotidiana en la que se nos presenta un conflicto.
Por ejemplo: estamos en la sala de espera del médico, llevamos esperando casi una hora y de pronto llega alguien que pretende colarse… ¿Cómo lo resolvemos? Repartid los papeles y ¡a improvisar!
Porque nada tiene que ser lo que parece o, lo que es lo mismo, porque la realidad tiene en su construcción y reconstrucción múltiples posibilidades, vamos a experimentarlo con este juego en el que nos convertimos en pequeños ingenieros creativos.
Toma cualquier objeto que no uses, desármalo y monta las piezas de nuevo, de tal forma que el resultado final no tenga nada que ver con el aspecto original. De hecho, cuanto más alejado esté, ¡mejor! Cuando hayas terminado, bautiza tu invento y preséntalo ante el resto de jugadores.
Cada uno de nosotros hace una lista de aquello que nos hace felices y que tenemos la suerte de poder disfrutar a diario. Por supuesto, no es necesario que se trate de grandes cuestiones sino de pequeñas cosas del día a día.
¿Somos capaces de comunicarnos sin hablar? Comenzamos el juego representando algún animal, sin emitir ningún tipo de sonido, sólo mediante nuestros gestos, y los demás deberán adivinar de cuál se trata. ¿Quieres hacerlo más difícil? Para una segunda ronda, prueba a representar un animal de cintura para arriba y otro de cintura para abajo, ¡vaya lío! Gana el juego quien consiga que los demás acierten un mayor número de animales en su turno.
¿Cuáles son vuestros trabalenguas preferidos? ¡Ha llegado el momento de ponerlos en práctica! Cada uno elige suyo y, en cada ronda, aumenta la velocidad con la que es capaz de decirlo sin perder ninguno de sus fonemas. ¡Suerte!
¿Qué es el miedo? ¿Y el asco? ¿La alegría? ¿La ira? ¿Sé lo que es la tristeza?
Conectamos con cada una de las emociones primarias sintiendo cómo es la sensación que me invade cuando se apodera de mí cada una de ellas y qué situaciones hacen que aparezcan en mí. Ahora vamos a darles un aspecto: hacemos un dibujo de cómo es nuestro Miedo, nuestro Asco, nuestra Alegría, nuestra Ira y nuestra Tristeza, explicando en qué momentos acuden a nosotros, y lo presentamos ante los demás.
Vamos a pensar en alguien a quien admiramos: puede ser alguien cercano o alguien famoso. ¿Qué cualidad tiene esa persona que a mí me gustaría tener también? En contrapartida: ¿qué cualidad tengo yo que creo que esa persona no tiene? Lo exponemos ante los demás y descubrimos la variedad de respuestas: cómo cada quien es único sin necesidad de comparaciones, al tiempo que valoramos las aptitudes que poseemos.
¿Playa o montaña? Nos dividimos en dos equipos, los que prefieren la playa y los que prefieren la montaña, y, por turnos, aportamos argumentos para defender nuestra postura. Durante el debate, es muy importante respetar los turnos de palabra, contestar tranquilo y sin alterarse y escuchar atentamente a nuestros oponentes. Quien haga de juez elegirá quién ha resultado más convincente y proclamará el equipo ganador. ¡A por ello!